La desertificación provoca en los países afectados un gran número de problemas y conflictos sociales: cuando se disminuye la fertilidad de la tierra y el agua se convierte en un bien escaso, peligra el abastecimiento de la
población con alimentos y agua potable.
Las personas afectadas entran en una espiral de destrucción de la naturaleza y empobrecimiento que al final destroza la
base de su subsistencia. Muchos abandonan sus hogares
en el campo y migran a las ciudades, donde por lo general
se ven obligados a vivir en barrios pobres.
La desertificación agudiza los problemas sociales de los
países afectados: aumenta el éxodo rural, la pobreza, la
malnutrición y el riesgo de enfermedad.
La desertificación no permite que se produzca un desarrollo económico y
social sostenible en los países afectados.
Sus consecuencias fatales afectan sobre todo a África, pero
también se dan en grandes regiones de Latinoamérica
como, por ejemplo, el noreste de Brasil, Asia central y la cuenca sur del Mediterráneo.
Los perjuicios para las economías nacionales y los costes sociales causados por la desertificación son enormes: en todo el mundo se calcula que las pérdidas económicas en las regiones afectadas ascienden a varios miles de millones de dólares por año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario